El test de osmolaridad: ¿En qué consiste?
22/11/2024
09/01/2017
Alimentarse correctamente significa cuidar la salud en general y en particular la ocular. Conozcamos los alimentos y los nutrientes que más benefician a nuestros ojos y a nuestra vista.
Durante millones de años el ser humano ha hecho funcionar sus fotorreceptores (células de la retina que absorben la luz) en condiciones relativamente constantes; las fuentes luminosas eran naturales (el sol), las características físicas de la luz eran estables, las horas de iluminación eran las del día, el trabajo de los ojos estaba relativamente limitado y la alimentación era simple y basada en productos naturales, no elaborados.
En el transcurso de los milenios la anatomía y fisiología del ojo han evolucionado en base a las condiciones descritas, con diferencias según la latitud del planeta.
Pero en el último siglo todo ha cambiado: ahora el ojo funciona bajo diferentes tipos de iluminación de 12 a 16 horas al día y la cantidad de trabajo realizado desde que nos despertamos, hasta que caemos en el restaurador sueño nocturno es realmente enorme; el esfuerzo diario al que sometemos a nuestros ojos es increíble y está destinado a aumentar con la evolución del genero humano.
Para compensar esto, tendríamos que cuidar mejor de nuestros ojos, pero no lo hacemos porque la alimentación ha cambiado, aumentando la ingesta de carbohidratos y grasas y con ello las dislipemias, mientras ha disminuido la de fruta y verdura que aportaban agentes antioxidantes protectores.
Además, la alteración de la capa de ozono ha incrementado la cantidad de radiación azul, la cual genera, sobre todo en el ojo, radicales libres, conllevando al envejecimiento precoz. A todo esto hay que añadir el humo, el estrés psicofísico y la polución atmosférica y ambiental.
Por estos motivos, el ojo necesita cada vez más antioxidantes. Pero incluso con una alimentación adecuada y sana, las necesidades diarias de, por ejemplo, luteína, una proteína vital para la retina, son mayores de las que nos puede suministrar nuestra comida.
¿Es realmente necesario aumentar la cantidad de antioxidantes de la ingesta? La respuesta es positiva: muchos estudios han demostrado su efecto protector, no solo en los ojos sino en todo el organismo; la luteína en particular parece ser la más importante ya que tiene la función de secuestrar los electrones libres, reduciendo la formación de radicales.
El ser humano debería prestar más atención a su alimentación cotidiana y eventualmente agregar algún integrador, escogido con atención y cuidado. Una correcta nutrición es una norma básica para obtener una salud satisfactoria y un peso corporal idóneo.
Alimentarse correctamente significa en primer lugar dosificar la cantidad de comida en función de sus calorías y de las necesidades energéticas del cuerpo de cada uno.
Además es importante ingerir todos los ingredientes necesarios, pero sobre todo hacerlo de una manera equilibrada y en las proporciones adecuadas.
En particular conviene introducir en la dieta grandes cantidades de fruta y verdura cruda o cocida, ricas en minerales, vitaminas, fibra y antioxidantes. Por último, hay que distribuir los alimentos a lo largo de la jornada, más que concentrar las necesidades diarias en dos comidas importantes.
Teniendo presente estas simples reglas podemos dar a nuestro organismo todo lo que necesita diariamente, sin sobrecargarlo de trabajo superfluo, creando las premisas para un desarrollo óptimo de sus funciones.
Así nuestros ojos, estos órganos preciosos y tan importantes para nuestra vida cotidiana, obtendrán un notable beneficio y sufrirán menos algunas enfermedades que conllevan alteraciones visuales.