El test de osmolaridad: ¿En qué consiste?
22/11/2024
20/02/2023
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa distribuida mundialmente, y la infección con mayor mortalidad anual (ahora solo por detrás del COVID 19), que en 2020 registró 9,9 millones de personas enfermas (OMS). Producida por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, la cual se transmite por vía aérea (inhalación de microgotas), la infección no supone, sin embargo, la enfermedad: se estima que un cuarto de la población mundial está infectado, pero no está enferma, con lo cual no son infecciosos. Entre el 5-10% de infectados desarrollarán la enfermedad a lo largo de su vida debido a factores de riesgo como la desnutrición, tabaquismo, diabetes, debilidad del sistema inmune por quimioterapia, y, sobre todo, VIH.
La tuberculosis activa afecta fundamentalmente al pulmón (85%), pero puede afectar a cualquier órgano. En individuos inmunocompetentes la tuberculosis extrapulmonar representa tan solo del 15 al 20% de los casos.
La tuberculosis ocular
La tuberculosis ocular es poco frecuente: menos del 30% de los casos de tuberculosis por diseminación sanguínea del germen. En los pacientes con tuberculosis ocular solo el 60% tiene una prueba de tuberculina-quantiferon positiva, o radiografía de tórax con lesiones de la enfermedad. La tuberculosis puede afectar a cualquier estructura ocular, desde párpados a nervio óptico. Los cuadros frecuentes son escleritis y uveítis (que resisten al tratamiento con corticoides), y las coroiditis. El mecanismo de enfermedad es doble: por la infección directa del germen, o por reacción inmunológica persistente sin presencia actual del mismo.
El diagnóstico es complejo. Para ello se intenta el aislamiento de la bacteria mediante técnicas microbiológicas (como la PCR) del humor acuoso o muestra vítrea, aunque con pobre rendimiento. La experiencia y pericia del oftalmólogo son clave para la sospecha diagnóstica de la enfermedad, que con frecuencia deberá ser tratada sin otros resultados positivos. Es una enfermedad diagnosticable y curable en las manos adecuadas.
Desde Pneumología y/o Medicina Interna hacemos las pautas de estudio y tratamiento sistémicos, damos antituberculosos y, si la enfermedad persiste por mecanismos inmunoalérgicos, empleamos los tratamientos inmunosupresores adecuados.
Dr. Ramon Rey, médico internista del Centro de Oftalmología Barraquer