Los síntomas del desprendimiento de retina
18/11/2024
22/04/2024
El “camino” desde el laboratorio de investigación hasta el paciente describe el largo proceso de llevar los resultados de la investigación experimental básica hasta la investigación preclínica, generalmente realizada en modelos animales, y a través de las diferentes fases de la investigación clínica. El objetivo final es que la investigación pueda eventualmente beneficiar directamente a los pacientes.
Es esencial destacar que no existe un calendario preciso para llevar algo desde el laboratorio hasta la aplicación clínica; la investigación preclínica puede durar de 1 a 6 años, mientras que la investigación clínica lleva de 5 a 10 años. El simple hecho de diseñar, aprobar y financiar los ensayos clínicos puede llevar alrededor de 2 años.
Muchos ensayos con medicamentos o conceptos de tratamiento pueden fallar en cualquier parte del proceso, lo que obliga a los investigadores a ajustar sus teorías o comenzar de nuevo desde cero; aun así, se estima que el 90 % de las investigaciones nunca llegarán a la fase clínica. Las razones pueden ser diversas, como: formular preguntas incorrectas, carecer de relevancia clínica directa, no disponer del volumen adecuado de pacientes, no contar con la infraestructura necesaria para probar las teorías o simplemente no obtener suficiente financiamiento, especialmente en el caso de enfermedades raras.
Teniendo esto presente, es importante saber cómo iniciar el proceso. En el caso de los médicos científicos, las ideas de investigación provienen de observaciones o preguntas que surgen en la clínica. Estas ideas se trasladan al laboratorio con la esperanza de que, eventualmente, puedan regresar y mejorar el ámbito clínico. En contraste, para los científicos básicos, las ideas de investigación se originan en preguntas relacionadas con la biología fundamental. Con el tiempo y una cuidadosa planificación, estas ideas pueden llegar a tener aplicaciones clínicas.
En Barraquer, creemos firmemente que para que la investigación beneficie directamente a los pacientes, es crucial facilitar la colaboración entre investigadores y profesionales clínicos. Al fomentar diálogos significativos entre nuestros miembros, logramos que nuestros médicos comprendan a fondo los avances en el laboratorio, mientras que nuestros investigadores obtienen una mejor comprensión de los problemas clínicos esenciales para nuestros pacientes. Esta práctica constante ha sido fundamental para guiar nuestras metas de investigación y actualmente nos está ayudando a explorar y desarrollar posibles tratamientos innovadores.
Justin Christopher d’Antin, investigador y especialista del Banco de Ojos