El test de osmolaridad: ¿En qué consiste?
22/11/2024
20/02/2018
En los últimos años, las quemaduras químicas oculares graves en niños han aumentado considerablemente. Este incremento en este tipo de lesiones se debe probablemente al hecho de que las tabletas de algunos productos para lavavajillas vienen con colores llamativos y en formatos suaves al tacto, pudiendo llegar a confundirse con caramelos, especialmente a ojos de un niño en edad preescolar.
Nada más lejos de la realidad, pues estos detergentes suelen contener sustancias de tipo alkali, que en contacto con el ojo y sus mucosas, pueden provocar problemas graves, llegando a afectar la visión a largo plazo.
La manera más frecuente de que ocurran estos accidentes es o bien porque el niño estruja la cápsula hasta el punto que esta revienta expulsando el contenido sobre el rostro del pequeño, o bien porque este se frota los ojos tras manipular una de estas cápsulas.
Sea por el motivo que sea, los efectos de estas exposiciones pueden ser extremadamente graves. Para evitar el daño ocular, se debe realizar inmediatamente un lavados profuso, bien con agua corriente o bien con suero fisiológico, por espacio de 20 minutos y acudir rápidamente a urgencias para evaluar el caso por un especialista.
En ocasiones, las lesiones de la exposición pueden afectar a la piel de la cara o de otras partes del cuerpo, que también deben ser lavadas inmediatamente.
En caso de ingesta del producto, se debe llevar al niño inmediatamente a urgencias, ya que la inflamación que produce el químico puede generar problemas de respiración graves. Siempre es recomendable, en la medida de lo posible, llevar la información del producto en cuestión y entregarla al médico de urgencias.
Aunque probablemente se deba de replantear el formato de presentación de los detergentes para hacerlos menos atractivos a los niños, un almacenamiento adecuado de estos productos de limpieza doméstica es recomendable para evitar accidentes.
Así, cualquier producto de limpieza debería guardarse en un sitio cerrado y alto, lejos del alcance de cualquier niño, ya que incluso los llamados “sistemas de apertura anti-niños” pueden fallar.
Por último, ante cualquier accidente o exposición a detergente, especialmente si afecta a los ojos, es necesario seguir las instrucciones que hay en el envase, lavar los ojos con abundante agua (a no ser que se indique lo contrario en el envase) y acudir a un servicio médico inmediatamente para la evaluación del daño.