El test de osmolaridad: ¿En qué consiste?
22/11/2024
02/07/2021
A menudo asumimos que la pérdida de visión es una consecuencia normal de ir envejeciendo y que no es necesario ir al oftalmólogo, nada más lejos de la realidad. Los controles oftalmológicos son esenciales para detectar cualquier patología en su inicio, cuando el tratamiento es más efectivo.
A partir de los 40 años hace acto de presencia la presbicia o vista cansada. El cristalino pierde progresivamente su capacidad para enfocar lo que dificulta la visión nítida de los objetos a distancias cortas. Es un defecto refractivo de fácil corrección mediante unas simples gafas o lentes de contacto.
Un poco más adelante aparecen las cataratas. También afectan al cristalino que pierde su transparencia con la consiguiente disminución de la agudeza visual. Los primeros síntomas que se perciben son visión borrosa, pérdida de la saturación de los colores y deslumbramiento con la luz. En algunos casos causan miopía, con lo que puede mejorar la visión cercana. El tratamiento de las cataratas siempre es quirúrgico.
Existen otras afecciones relacionadas con el paso de los años que si no se tratan producen una pérdida irreversible de visión.
Glaucoma
Es una enfermedad crónica del nervio óptico y el 50% de personas que lo padecen no lo saben. En la mayoría de los casos los síntomas no aparecen hasta fases muy avanzadas. Es crucial la detección precoz en esta patología para preservar el máximo de visión.
Degeneración macular asociada a la edad
Como su nombre indica es una alteración relacionada con el envejecimiento, se estima que en España afecta al 13% de las personas mayores de 65 años. Es una enfermedad degenerativa de la mácula que provoca una disminución progresiva de la visión central. Cuanto antes se trate mejor es el pronóstico visual.
Retinopatía diabética
La diabetes puede dañar los pequeños vasos sanguíneos de la retina, dando lugar a una disminución severa de la agudeza visual e incluso conducir a la ceguera sin un tratamiento adecuado. Al igual que el glaucoma, puede no provocar síntomas hasta fases muy avanzadas por lo que los controles oftalmológicos son esenciales.
Desde el Centro de Oftalmología Barraquer recomendamos una revisión ocular anual a partir de los 40 años de edad, a pesar de no presentar síntomas o factores de riesgo de padecer alguna patología ocular.