La cirugía del iris: avances y aplicaciones
24/12/2024
27/06/2018
Infecciones, irritaciones o traumatismos son los problemas más frecuentes que, durante el verano, aumentan debido principalmente a la exposición al agua de mar, de las piscinas y la práctica de deportes acuáticos.
La mayor parte de los problemas que se asocian al baño, sobre todo irritaciones por cloro o por la salinidad del agua del mar, se solucionan espontáneamente o con un tratamiento tópico adecuado.
Frente al agua del mar, el agua de las piscinas suele presentar un mayor riesgo a la hora de contraer una infección. Las infecciones más frecuentes en la piscina, como la Pseudomona o la Acanthamoeba, son microorganismos que sobreviven mejor en el agua dulce, aunque también pueden estar presentes en el agua de mar.
Para minimizar el riesgo es importante, además de un correcto tratamiento del agua de las piscinas, protegerse los ojos. Recomendamos por eso, el uso de unas buenas gafas homologadas de buceo o natación, tanto si practicamos deporte en la piscina como en el mar.
Evitar bañarse con lentillas, sobre todo en piscinas, y no nadar nunca en balsas, estanques o lugares con una incorrecta cloración del agua, es una precaución fundamental ya que, aunque dichas infecciones no son muy frecuentes, sí pueden derivar en consecuencias graves. Es por ello que se debe extremar la desinfección de las lentillas y el tratamiento correcto del agua de las piscinas.
Para los que prefieran la playa y el mar, deben tener en cuenta que hay otros riesgos. Al margen de algunas irritaciones leves, el más peligroso a la hora de bañarnos en el mar es la picadura de alguna medusa u otro animal marino en los ojos, suelen afectar a los párpados, pero en ocasiones pueden afectar a córnea o conjuntiva, provocando una quemadura química, que debe ser tratada por un oftalmólogo.
En los deportes acuáticos se producen pocos traumatismos en los ojos, pero se dan casos de traumatismos incisos por la rotura de los cristales de las gafas de buceo, algo muy poco probable hoy en día, ya que deben estar hechas de cristal templado, de ahí la importancia de adquirir siempre gafas homologadas.
En la práctica del submarinismo, la afectación típica es el hiposfagma, un derrame ocular que se debe a los cambios de presión, y que no suele tener consecuencias, más allá de un problema estético, que se resuelve espontáneamente en unos días.
Experto en inmersión en apnea
En verano solemos exponer nuestros ojos a una gran cantidad de riesgos como los rayos nocivos del sol, el contacto con el agua y la práctica de algunos deportes que requieren una protección ocular adecuada. El doctor Andrés Picó te ofrece las pautas para disfrutar de las vacaciones con garantías para tus ojos.