El test de osmolaridad: ¿En qué consiste?
22/11/2024
15/12/2017
Aunque muchos de nosotros pensamos que los cuarenta años serán los nuevos veinte, es posible que a los cuarenta y cinco apreciemos que tenemos que alejar el brazo hasta el límite para poder leer lo que aparece en nuestro móvil.
De este modo conocemos a un nuevo compañero de viaje: la presbicia. La también llamada vista cansada, suele aparecer unos años antes en aquellos que tienen hipermetropía y algo más tarde en los miopes, con el precio de quitarse las gafas para leer.
En todos los casos avanza hasta que se detiene en torno a los sesenta. Resulta curioso que algunos de los pacientes sienten cierta mejoría con el paso de los años, pero en la mayoría de estos casos suele deberse a la aparición de cataratas.
El remedio más común es el uso de lentes progresivas o bifocales. Tiene gran importancia un control periódico, pero es fundamental una buena revisión a su inicio para decidir el mejor medio de corrección y evitar faltas de adaptación, especialmente en el caso de los cristales progresivos.
Quizás el hecho de que haya una prevalencia tan importante (1.800 millones de personas), debido a que la mayoría pasamos por ello, ha despertado el interés hacia la corrección de este defecto mediante técnicas quirúrgicas como son el uso de lentes intraoculares especiales, tratamientos láser o incluso implantes intracorneales.
Existen otras situaciones a tener en cuenta también importantes:
La exposición solar puede causar lesiones en los párpados que degeneren en patología cancerosa. Esta situación es más frecuente en aquellas personas que tienen la piel clara o que están expuestas al sol muchas horas.
Habitualmente se manifiestan como lesiones que no curan, ya sean parecidas a una herida o una pequeña protuberancia bajo la piel.
Cualquier oftalmólogo tiene en sus consultas pacientes que sufren sequedad, no en vano es una de las causas más prevalentes por la que una persona visita al especialista.
Los síntomas del que padece esta afección, suelen ser la sensación de arenilla en los ojos, dolor leve inespecífico o emborronamiento de la visión que mejora con el parpadeo. A pesar de que existen muchas causas una de las más importantes son los cambios hormonales y por ello se aprecia durante la menopausia. Un buen análisis integral puede mitigar los síntomas sobre la causa y los síntomas.
El glaucoma es una enfermedad que afecta al campo visual debido a la alteración del nervio óptico habitualmente secundario al aumento de la presión intraocular.
El diagnóstico no siempre es fácil ya que los síntomas no son fácilmente perceptibles, de hecho muchas fibras nerviosas se deben perder para que se altere nuestro campo visual.
Por otro lado, existen personas que no toleran presiones dentro de los parámetros normales. Según parece, los cambios pueden darnos la pista y por eso aunque las personas que sufren más riesgo de padecer glaucoma son aquellos mayores de 60 años, conviene que tu oftalmólogo conozca el comportamiento de la presión y las características del nervio óptico en las mejores condiciones para detectar cambios a posteriori.
El interior del globo ocular contiene mayoritariamente un líquido transparente que da volumen denominado vítreo. Se trata de una sustancia que cuando nacemos es tan densa como la clara de huevo y con el paso de los años puede degenerar y desestructurarse dando en ocasiones las conocidas moscas volantes.
Estas se manifiestan como molestas motas o filamentos transparentes que nos da la sensación de que surcan nuestro campo visual aunque casi siempre se localizan en la misma región de nuestro campo visual. Suelen ser inocuas pero en ocasiones pueden predisponer a ciertas patologías graves fáciles de subsanar con un diagnóstico previo.
La falta de prevención puede predisponer a lesiones graves como el desprendimiento de retina.
Por último, es importante conocer que los ojos pueden reflejar patologías que suceden en nuestro organismo como son la hipertensión arterial o la diabetes entre otros. En estos pacientes el tratamiento multidisciplinar puede ayudar a prevenir las complicaciones derivadas. En todos los casos un buen control puede ayudar a prevenir y tratar la mayoría de estas afecciones.
Todos sufriremos la aparición de la presbicia o vista cansada a partir de los 40 años. Aunque su progresión suele resultar incómoda, actualmente disponemos de un amplio abanico terapéutico para que el paciente pueda afrontar esta etapa sin renunciar a su calidad de vida. ¿Qué es la presbicia? ¿Cómo es su tratamiento? ¿De verdad vale la pena operarse? Despejamos todas las dudas.