Blefaroláser: nueva técnica para la blefaroplastia
27/05/2024
El entropión es una de las conocidas como malposiciones de los párpados. En este caso lo que ocurre es que el borde libre del párpado se gira hacia atrás, con lo que la piel del párpado y las pestañas contactan con la córnea ocular. Este hecho produce muchas molestias a los pacientes, y en el peor de los casos, puede crear graves alteraciones secundarias en la córnea.
Los síntomas del entropión son evidentes y claros desde el principio. La posición alterada de las pestañas rozando la superficie del ojo y la córnea afectan de manera precoz a los pacientes, creando molestias, ojo rojo y secreciones constantes y muy molestas.
Los tipos de entropión son fundamentalmente tres.
El más frecuente de ellos, como sucede con el ectropión, es el involutivo. Responde fundamentalmente al envejecimiento. En este proceso se relajan los tejidos por el aumento de laxitud de los mismos, y eso puede crear la caía “hacia adentro” del borde libre del párpado, con las consecuencias de molestias constantes al paciente.
El entropión, no obstante, también puede deberse a una alteración paralítica del músculo orbicular, lo que provocará una súbita laxitud palpebral, o a una cicatrización de la zona interna del párpado inferior, como se aprecia en patologías esclerosantes de la conjuntiva.
La prevención de las malposiciones palpebrales no es posible, puesto que responden en su mayoría a procesos de envejecimiento. No obstante, sí es posible tratarlo de forma precoz y evitar así los problemas secundarios en la córnea.
El tratamiento del entropión es eminentemente quirúrgico. Y, a diferencia del caso del ectropión, se debe plantear de forma rápida para evitar los problemas en los ojos que siempre acaban llegando si no se pone freno al contacto de las pestañas con el globo ocular.