Lunares o nevus en el fondo del ojo. ¿Deben preocuparnos?
07/05/2024
El melanoma es el tumor intraocular primario más frecuente en el adulto y se caracteriza por el crecimiento de células cancerosas a partir del tejido pigmentado del ojo denominado “úvea” (iris, cuerpo ciliar y coroides).
Si se localiza en la parte anterior del ojo el paciente puede notar la aparición de una mancha en el iris o un cambio en la forma o en el tamaño de la pupila. Si se localiza en la parte posterior, puede cursar con visión borrosa, visión de manchas móviles o con la aparición de una sombra en el campo visual. Muchos casos son totalmente asintomáticos.
Es más frecuente en personas de raza blanca con los ojos claros (iris de color gris, azul o verde). Los pacientes afectos de una melanocitosis ocular congénita y los nevus uveales con signos de progresión tienen un riesgo superior a desarrollar melanoma.
El hábito alimentario, los tóxicos (alcohol, tabaco) y la exposición al sol, no están relacionados con el desarrollo de esta enfermedad. El melanoma de piel tampoco predispone a desarrollar un melanoma uveal.
Si está localizado en la parte anterior del ojo se denomina melanoma de iris y/o cuerpo ciliar) y si crece en la parte posterior, melanoma de coroides. Por su tamaño puede ser pequeño, mediano o grande. El patrón de crecimiento de un melanoma uveal puede ser plano o difuso, nodular, en forma de champiñón e incluso puede invadir estructuras extraoculares.
Cualquier persona sana debería realizar una revisión ocular cada dos años incluyendo un examen del fondo del ojo. Si hay algún factor de riesgo o signos de progresión de alguna lesión predisponente, es necesario seguir un control más periódico por un especialista en oncología ocular.
En función del tamaño y localización de la lesión hay varias opciones: braquiterapia epiescleral, resección quirúrgica, radioterapia externa o enucleación. Dada su escasa prevalencia es recomendable realizar el tratamiento en un centro de referencia.