La cirugía del iris: avances y aplicaciones
24/12/2024
25/01/2023
El estrabismo es la pérdida de paralelismo de los ojos, de manera que no se alinean en la misma dirección sobre el objeto de interés visual. Puede ser congénito o muy precoz, apareciendo en los primeros meses de vida, o más tardío, hacia los 3 o 4 años. En algunos casos, puede iniciarse en la edad adulta.
En ocasiones la falta de alineamiento resulta evidente para el paciente y su entorno, y es por tanto motivo de consulta al oftalmólogo especialista. Sin embargo, existen otras formas de estrabismo cuya detección no es tan sencilla a simple vista.
Otras formas de estrabismo
En los estrabismos intermitentes, la falta de paralelismo no está siempre presente. En su inicio se manifiestan cuando el niño está cansado, enfadado, en estados febriles o momentos de desatención y pueden provocar síntomas como el guiño ocular, que el paciente se frote los ojos, dificultad en el aprendizaje y/o bajo rendimiento escolar.
En el caso de las forias o estrabismos latentes tampoco vamos a apreciar una pérdida de alineamiento evidente, pero el paciente puede referir sintomatología de astenopia, es decir, dolor de cabeza y malestar ocular tras esfuerzos visuales, dificultad con la lectoescritura y en el aprendizaje en el caso de los niños e incluso diplopía (visión doble) y necesidad de cerrar un ojo en determinadas situaciones en el caso de forias más descompensadas.
Por último, debemos tener presente que el tortícolis, es decir la tendencia a inclinar o desviar la cabeza, y el nistagmus (movimientos rítmicos involuntarios de los ojos) también constituyen signos que nos deben hacer sospechar la presencia de estrabismo.
Dra. Idoia Rodríguez Maiztegui, oftalmóloga del Centro de Oftalmología Barraquer