La cirugía del iris: avances y aplicaciones
24/12/2024
06/06/2024
Este fenómeno se conoce como pareidolia, definido como “la percepción ilusoria de una forma reconocible entre lo real y lo fantaseado, ante un estímulo sensorial vago y aleatorio”. No se trata propiamente de una ilusión óptica, ya que puede perfectamente fotografiarse. Lo ilusorio de la pareidolia está solo en nuestro reconocimiento, aunque este puede ser compartido entre varios observadores.
El clásico ejemplo de pareidolia a partir de las nubes del cielo
Además, somos conscientes de estar ante una interpretación libre e irreal. Pensamos “la nube parece como una cara”; si realmente creyésemos que “es una cara”, pasaría a ser una alucinación.
Aparte de los clásicos ejemplos con nubes, las pareidolias pueden ocurrir al contemplar cualquier imagen (incluso un sonido) con formas aleatorias como manchas y vetas en una pared rocosa o un pavimento, en el perfil de montes u otros rasgos del paisaje, con árboles, frutos y objetos de lo más diverso. Las formas más comúnmente percibidas son caras seguido de animales, lo que revela la importancia de tal reconocimiento.
Tanto en la naturaleza como en nuestro día a día podemos encontrar formas que pueden percibirse como "caras".
En nuestra evolución como especie, identificar de forma instantánea los rostros humanos y distinguir entre amigos y enemigos o los animales peligrosos, sin duda suponía y aún puede suponer una ventaja para la supervivencia.
Reconocemos de inmediato como una cara el simple esquema de dos círculos pequeños dentro de otro grande, más una línea, de forma automática y subconsciente (incluso con cierta expresión). Esto implica que lo procesamos de golpe, como un todo y sin que medie un análisis geométrico de cada parte.
Una pareidolia presente en el paisaje.
Se han detectado, en el área ventral fusiforme de la corteza cerebral temporal, neuronas que se activan al ver cualquier objeto que pueda percibirse como una cara, casi tan rápido como una cara real.
Se trataría de circuitos neuronales de reconocimiento, presentes quizá desde el nacimiento, en nuestro “cableado” cerebral. Su lesión por un traumatismo, accidente vascular o tumor puede hacer que una persona pierda la capacidad de reconocer caras lo que se reconoce como prosopagnosia.
Nuestro cerebro trabaja constantemente para reconocer formas del mundo que nos rodea. Las pareidolias confirman el funcionamiento en paralelo, automático y holístico, que lo hace tan eficiente.
BASE DE MÉTODOS ADIVINATORIOS Y MENSAJES SUBLIMINALES
Las pareidolias pueden considerarse una forma de apofenia, la experiencia de ver patrones y/o conexiones en sucesos aleatorios o datos sin sentido. Así, son la base de métodos adivinatorios como el de los posos de café o la molibdomancia, o de pruebas psicológicas como la de las manchas de tinta de Rorschach. A menudo sirven de explicación para avistamientos paranormales, como los de animales fabulosos, fantasmas y ovnis.
En arte y publicidad suponen una forma de mensaje subliminal: recordemos el “método paranoico-crítico” de Dalí o campañas basadas en “caras” de objetos cotidianos.
Ejemplo de mancha de tinta de Rorschach (test de Rorschach).
Prof. Rafael I. Barraquer, director médico del Centro de Oftalmología Barraquer