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09/12/2024
15/07/2021
Unos años después de su nacimiento se iniciaron las obras del emblemático edificio del Centro de Oftalmología Barraquer, convirtiéndose así en el primer centro monográfico especializado en oftalmología de España.
A los 8 años de edad los padres de Enric detectaron que tenía alguna dificultad en la vista. El Centro recién inaugurado ya era un lugar de prestigio a nivel internacional, y un orgullo y un privilegio para los barceloneses.
Su primera visita se convirtió en una aventura que nunca olvidaría. Recuerda cómo fue la primera vez que vio al Dr. Ignacio Barraquer: “no solo era una eminencia a nivel
profesional si no que su trato fue muy amable y cariñoso, sus manos parecían de seda, las tenía muy suaves”. El edificio, los espacios por los que pasó hasta llegar a la consulta del doctor, la sala del Zodíaco, las esculturas clásicas de los pasillos, las referencias artísticas de Egipto, le impresionaron tanto que lo explica con brillo en los ojos: “Parecía que estaba en un museo clásico”. “En el despacho del doctor las fotos de los artistas de la época, Maurice Chevalier, Josephine Baker, Jeanette McDonald…, adornaban la pared y la música sonaba”.
La visita fue muy bien, le recetaron gafas, el Dr. Ignacio Barraquer le dijo: “las gafas deben ser siempre pequeñas, por la medida de tu cabeza y la distancia de tus ojos y recuerda, montura siempre pequeña aunque se rían de ti”, y siguió su consejo hasta que las modas no se lo permitieron. Al cabo de unos años volvió a visitarse por unos orzuelos, fue operado por el doctor y nos cuenta: “no noté nada, hacía las cosas tan bien y de tal manera que era imposible notar nada”. Tuvo la suerte de que el Prof. Joaquín Barraquer se convirtió en su médico y los días que lo visitó “trabajaba con la Dra. Uxó, era su ayudante en ese momento y muy buena doctora”.
Y con el paso del tiempo Enrique se siguió visitando en el Centro con otros doctores como el Dr. Picó, el Dr. Lamarca, la Dra. De Faria, el Dr. Lázaro y de todos ellos dice haber recibido un trato excelente e inmejorable, al igual que del resto del personal de la clínica y de la Fundación Barraquer.
Llegó la jubilación y, con ella, uno de los logros de los que Enrique se siente más orgulloso y que queremos mencionar. Creó en el año 2004 la Asociación de Perceptores de Pensiones no Contributivas que, gracias a su actividad, logró la aprobación por parte del Parlament de Catalunya en el año 2006 del aumento de la prestación.
Actualmente vive en Cornellà de Llobregat (Barcelona), en unas viviendas tuteladas por Caritas donde se siente feliz y agradecido y sigue acudiendo al Centro de Oftalmología Barraquer a hacerse sus controles anuales. Quizás su filosofía de vida le ha ayudado a seguir adelante todos estos años: “Hacer el bien cada vez que uno puede, amar la libertad por encima de todo y nunca negar la verdad, aunque sea ante un trono” (Ludwig van Beethoven).