Queratoconjuntivitis vernal: ¿Qué es y cómo se trata?
31/10/2024
09/07/2024
La órbita es una estructura ósea compleja que alberga y protege el ojo y sus componentes esenciales, incluyendo músculos, nervios y vasos sanguíneos. Las fracturas de la órbita pueden tener serias repercusiones en la salud ocular, afectando tanto la función visual como la apariencia estética. Es fundamental diagnosticarlas para brindar un tratamiento adecuado y minimizar las secuelas a largo plazo.
Repercusiones en el ojo
Las fracturas de la órbita pueden causar una variedad de problemas oculares, dependiendo de la severidad y localización de la lesión.
El diagnóstico de las fracturas orbitarias generalmente incluye el examen físico donde se realiza una evaluación de la movilidad ocular, la visión y la apariencia de la órbita. También las pruebas diagnósticas como la tomografía computarizada para evaluar la extensión de la fractura y detectar cualquier desplazamiento óseo o atrapamiento muscular.
El tratamiento depende de la gravedad de la lesión y los síntomas presentados. Es fundamental que la evaluación y la cirugía, si es necesaria, sean realizadas por un cirujano oculoplástico especializado. Puede ser un tratamiento conservador con reposo, aplicación de hielo, analgésicos y seguimiento cercano en casos de fracturas menores sin atrapamiento muscular ni hundimiento ocular notable. Sin embargo, pueden requerir cirugía aquellos casos con visión doble persistente, enoftalmos significativo, atrapamiento muscular, desplazamiento óseo o para corregir deformidades estéticas. La cirugía puede implicar la liberación de músculos atrapados y la reconstrucción de la pared orbital con materiales sintéticos.
La recuperación puede variar de semanas a meses, y es esencial un seguimiento continuo con un oftalmólogo u oftalmóloga para controlar la recuperación y tratar cualquier complicación. La rehabilitación puede incluir terapia visual para tratar la diplopía y ejercicios específicos para mejorar la movilidad ocular.
Así pues, las fracturas de la órbita pueden tener serias repercusiones en la salud ocular, afectando tanto la función visual como la apariencia estética. Un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado son cruciales para minimizar las complicaciones y promover una recuperación completa. La atención especializada y el seguimiento cercano son fundamentales para asegurar la mejor calidad de vida posible para los pacientes afectados.
Dr. Rob Van der Veen, oftalmólogo del Centro de Oftalmología Barraquer