El test de osmolaridad: ¿En qué consiste?
22/11/2024
05/12/2017
La obesidad se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa o tejido adiposo en el cuerpo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la obesidad como aquella situación en que el índice de masa corporal (IMC, cociente entre el peso y la estatura de un individuo al cuadrado) es igual o superior a 30 kg/m².
También se considera signo de obesidad un perímetro abdominal en hombres mayor o igual a 102 cm y en mujeres mayor o igual a 88 cm.
Riesgo para la salud y para la visión
La obesidad es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2, apnea del sueño, ictus y osteoartritis, así como para algunas formas de cáncer y patologías dermatológicas y gastrointestinales.
Algunas de estas enfermedades asociadas a la obesidad, como la diabetes o la hipertensión arterial, pueden tener consecuencias a nivel ocular produciendo problemas de visión.
Retinopatía diabética
En primer lugar, la retinopatía diabética es una complicación frecuente de la diabetes mellitus y aparece cuando se deterioran los vasos sanguíneos de la retina, pudiendo producir una disminución severa de la visión e incluso conducir a la ceguera.
Hipertensión arterial
La hipertensión arterial también puede conllevar la llamada retinopatía hipertensiva, en la que el aumento crónico de la presión sanguínea provoca igualmente daños sobre los vasos retinianos y los tejidos que los envuelven, pudiendo afectar de esta forma a la visión.
Malos hábitos alimentarios
El exceso de peso va ligado en muchas ocasiones a malos hábitos alimentarios o a una alimentación poco saludable, de manera que el ojo no recibe la cantidad adecuada de nutrientes esenciales para su buen funcionamiento.
Todo ello puede asimismo incrementar el riesgo de aparición de otras patologías oculares que amenazan la visión, como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), las cataratas, el aumento de la presión intraocular o glaucoma y el ojo seco.
Prevención
La mejor manera de mantener una buena salud visual es llevar una dieta variada y equilibrada, que incluya fruta, verdura y pescado, controlar el sobrepeso, evitar el tabaquismo, hacer ejercicio físico moderado de manera regular y protegernos de la radiación ultravioleta de la luz solar.
Realizar revisiones oftalmológicas periódicas que nos permitirán poder detectar precozmente cualquier patología ocular que pueda presentarse y poder aplicar los tratamiento más adecuados para cada caso.