27/12/2021
Muchos oftalmólogos con defectos de refracción (miopía, hipermetropía o astigmatismo) siguen conservando su graduación y, por lo tanto, haciendo uso de gafas o lentes de contacto. No es extraño que una de las preguntas recurrentes es por qué no se operan mediante alguna de las distintas técnicas de cirugía refractiva (cirugía láser o bien el implante de lentes intraoculares) si así conseguirían reducir su dependencia de las gafas, especialmente aquellos oftalmólogos cuya especialidad es esta.
Muchos oftalmólogos siguen llevando gafas de la misma forma que no todos los cirujanos plásticos se someten a intervenciones de su especialidad.
Aunque sí existen muchos oftalmólogos operados, otros pueden no haberlo hecho por alguna de las siguientes razones:
- Incompatibilidad: no todos los oftalmólogos son pacientes aptos al no reunir los requisitos que indican la cirugía refractiva. La técnica mediante la colocación de lentes intraoculares requiere la existencia de un espacio dentro del ojo, mientras que en la aplicación de técnicas láser también es necesario un determinado espesor corneal que tampoco tienen todas las personas.
- Falta de motivaciones estéticas, pues los fundamentos de la cirugía refractiva no son curativos. Hay personas (y oftalmólogos) a quienes no les molestan las gafas, o incluso les gusta llevarlas como complemento de moda. Las técnicas láser pulen la córnea para cambiar su curvatura (el ojo miope es más grande de los normal, mientras que el hipermétrope es más chato), por lo que esta intervención tiene más que ver con la comodidad, la estética, la práctica de algunos deportes que hacen incómodo el uso de las gafas u otras actividades profesionales concretas. En ese sentido, muchos oftalmólogos no tienen un interés especial, de la misma forma que no todos los cirujanos plásticos tienen por qué haberse sometido a intervenciones de su especialidad.
- Conservar la miopía puede ser una ventaja, según las circunstancias personales, la profesión y aficiones de cada persona. Cuando los miopes que llevan gafas se las quitan un momento, consiguen una espectacular capacidad de visión en el rango cercano. Por eso, muchas personas con miopía cuando se despiertan de noche y cogen el teléfono móvil en la oscuridad sin las gafas puestas, se acercan el dispositivo muy cerca de la cara porque así ven mejor la pantalla. En condiciones normales, esto sería imposible sin el apoyo de las gafas, especialmente cerca de los 45 años con la llegada de la presbicia. Por eso, muchos miopes cuya vida laboral transcurre en la visión cercana encuentran en su defecto refractivo esta ventaja y los oftalmólogos pueden ser un ejemplo de ello: en las revisiones oculares es posible apreciar como el especialista, si es miope, se quita las gafas para explorarnos de cerca con mayor calidad de visión. Fuera del ámbito sanitario, lo mismo ocurre a profesionales que se dedican a trabajar con piezas pequeñas y visión muy cercana, como por ejemplo los joyeros. De hecho, este es uno de los motivos por el cual muchos pacientes no son buenos candidatos a la cirugía.
También existen otros oftalmólogos que sí se han realizado una cirugía refractiva para reducir su graduación porque así lo han valorado. A muchos profesionales, por su estilo de vida, sus circunstancias personales y sus preferencias, sí les compensa la realización de la cirugía, que también tiene múltiples beneficios.
Doctor José Lamarca, oftalmólogo de las áreas de Córnea y superficie ocular, Cirugía refractiva y Cataratas del Centro de Oftalmología Barraquer.