La importancia de la presión intraocular
03/12/2024
02/12/2024
El flujo sanguíneo del ojo puede verse bloqueado ocasionando la oclusión de la arteria central de la retina (OACR) o alguna de sus ramas, lo que conocemos popularmente como “ictus en la retina”. Se considera una entidad equivalente a un accidente cerebrovascular y se ha demostrado que existe un mayor riesgo de presentar este tipo de eventos cardiovasculares sistémicos (cerebrales o cardiacos) inmediatamente después, en los días o semanas siguientes, por lo que se recomienda acudir lo antes posible a un servicio de urgencias para una evaluación. Es una afección ocular grave que puede tener consecuencias importantes en la retina, la capa del ojo sensible a la luz que envía señales visuales al cerebro. Su aparición puede causar una pérdida indolora, súbita y severa de la visión.
Esta condición ocular suele causarse por un émbolo de colesterol, cálcico o menos frecuentemente de otra composición, que se traslada desde otra parte del cuerpo hasta el ojo y bloquea el flujo sanguíneo, así como también el transporte de oxígeno de la arteria central de la retina o sus ramificaciones. En ocasiones, puede presentarse en el contexto de una vasculitis o espasmo vascular. Existen distintos factores de riesgo que pueden aumentar las posibilidades de sufrirla: enfermedades cardiovasculares, diabetes, colesterol elevado, tabaquismo, edad avanzada o alteraciones en la coagulación sanguínea.
El paciente que sufre una oclusión de arteria retiniana suele tener una pérdida súbita de la visión, generalmente en un solo ojo, sin provocar dolor, o bien una pérdida parcial que afecta una parte del campo visual, o que provoca visión borrosa. El diagnóstico se realiza mediante un examen ocular completo que puede incluir distintas pruebas para evaluar la retina. Mediante una exploración del fondo de ojo, el especialista podrá observar la retina y los vasos sanguíneos en detalle. Es posible que se realice una fotografía de la retina (retinografía) y una tomografía de coherencia óptica (OCT) macular, que permite obtener imágenes detalladas de las distintas capas de la retina a nivel macular.
El oftalmólogo puede realizar procedimientos o indicar medicación para intentar restaurar el flujo sanguíneo, como por ejemplo disminuir la presión intraocular mediante masaje ocular o a través de la extracción de fluido de la cámara anterior del ojo (paracentesis). Sin embargo, ninguno de los tratamientos se ha demostrado efectivo, sobre todo después de las 4 horas de la instauración de los síntomas.
El pronóstico visual tras una oclusión de arteria central de la retina es incierto. Aunque algunos pueden presentar una recuperación visual parcial, la mayoría de los afectados presentan pérdida permanente de la visión.
Existen distintas actuaciones que nos pueden ayudar a prevenir la aparición de una oclusión arterial retiniana: controlar los factores de riesgo cardiovasculares, como la hipertensión, diabetes y los niveles altos de colesterol. Adoptar un estilo de vida saludable con una dieta equilibrada, ejercicio regular y evitar el tabaco, también son medidas importantes que podemos tomar para reducir las posibilidades de padecer dicha condición.
Dra. Silvana Belotto, oftalmóloga del Centro de Oftalmología Barraquer