La cirugía del iris: avances y aplicaciones
24/12/2024
26/03/2018
En esta época del año, numerosas personas disfrutan de sus vacaciones o fines de semana con la práctica de deportes de invierno, especialmente del esquí o del snowboard.
Además de las protecciones necesarias para practicar estas actividades con seguridad, no debemos olvidar proteger adecuadamente nuestros ojos, incluso en días nublados, debido a las especiales condiciones de irradiación solar que aparecen en la alta montaña, sobre todo en lugares nevados.
Si no protegemos nuestros ojos adecuadamente podemos sufrir la llamada “ceguera de la nieve” o queratitis actínica.
La queratitis actínica ocular se produce por una quemadura de la superficie ocular debida a la sobreexposición a los rayos ultravioleta (UV) solares. La intensidad de la irradiación solar UV se incrementa cuanto mayor sea la altura a la que nos encontremos, ya que existe menos filtración por la atmósfera terrestre.
En lugares en donde hay nieve participa además el factor de la reflexión de la luz en la superficie, provocando que gran parte de los rayos UV que llegan al suelo reboten hacia arriba y aumenten la dosis que reciben nuestros ojos.
Por eso en días nublados, en los que aparentemente no nos da la impresión de que nos vaya a afectar el sol, la cantidad de reflexión lumínica en la nieve puede contribuir a aumentar la exposición solar de nuestros ojos.
Es habitual que los síntomas aparezcan horas después de un día de esquí sin la adecuada protección ocular. Notamos inicialmente irritación, escozor, hinchazón, lagrimeo, enrojecimiento progresivo de la conjuntiva y, finalmente dolor intenso que impide abrir los ojos.
Estos síntomas se deben a la quemadura y lesión de las células epiteliales de la córnea y conjuntiva, células que forman la primera capa más externa de la superficie ocular.
Al ser la córnea un tejido con una gran densidad de terminaciones nerviosas, los síntomas, especialmente el dolor, pueden ser muy intensos.
Si nos vemos afectados por un episodio de queratitis actínica debemos acudir al oftalmólogo el cual realizará el diagnóstico y nos dará el tratamiento adecuado.
En general, se prescriben colirios para tratar el dolor y lágrimas artificiales o geles/pomadas con efecto cicatrizante para favorecer la curación.
Las células epiteliales tienen una tasa de recambio celular muy rápida, por lo que la situación suele mejorar rápidamente en 1 o 2 días. Debemos evitar el uso de lentes de contacto una semana después de un episodio de queratitis actínica.
Como la prevención es la mejor manera de evitar las enfermedades, debemos siempre tomar las medidas protectoras adecuadas cuando vayamos a la nieve.
Se debe emplear siempre gafas polarizadas con alto índice de protección solar y no descuidar nunca la protección ocular en días nublados. Así evitaremos pasar por la desagradable experiencia de sufrir un episodio de “ceguera de la nieve”.
En verano solemos exponer nuestros ojos a una gran cantidad de riesgos como los rayos nocivos del sol, el contacto con el agua y la práctica de algunos deportes que requieren una protección ocular adecuada. El doctor Andrés Picó te ofrece las pautas para disfrutar de las vacaciones con garantías para tus ojos.