La topografía corneal
22/11/2023
El queratocono es una enfermedad progresiva de la córnea, generalmente bilateral, que causa adelgazamiento y deformidad de la córnea (la capa transparente más externa del ojo) y que acaba produciendo una cicatriz e inestabilidad refractiva debida a la aparición de un astigmatismo irregular alto – la córnea se deforma como si fuera un cono –, llegando a afectar seriamente la visión.
Generalmente aparece en la adolescencia, con aumento rápido de la miopía y el astigmatismo, con disminución progresiva de la visión sin gafas. En estadios iniciales, el queratocono se presenta únicamente con aumento de la visión borrosa o disminución de la agudeza visual, sin otros síntomas asociados.
En estos casos, el queratocono se suele diagnosticar en una revisión general, especialmente en aquellas situaciones en las que hay un aumento súbito de la miopía o astigmatismo. Para ello es necesario realizar un estudio con una topografía corneal – se trata de un aparato que muestra las elevaciones a nivel microscópico de la córnea, de la misma manera que en un mapa en el que se muestran montañas y valles.
A veces es el propio óptico local el que detecta una diferencia importante de la graduación y refiere al paciente al especialista para un estudio exhaustivo. Otras veces se diagnostica cuando un paciente con queratocono acude porque está interesado en cirugía refractiva para quitarse las gafas y se detecta la enfermedad al realizar la topografía. En estos casos, la cirugía refractiva corneal con láser está totalmente contraindicada.
El queratocono tiene un componente genético y cierta predisposición hereditaria. Por ello, es importante que los familiares de primer grado (principalmente hermanos e hijos) acudan a hacerse una revisión ocular ante el diagnóstico inicial de queratocono.
Esta enfermedad está muy relacionada con el frotamiento de los ojos, bien sea de manera consciente o inconsciente (por ejemplo dormir boca abajo con el ojo cerrado sobre los nudillos).
También está relacionada con la presencia de alergias, principalmente de tipo ocular, ya que el picor suele inducir el frotamiento de los ojos. Por ello, es muy importante preguntar a los pacientes o a sus familiares si aquellos se frotan y por qué lo hacen, iniciar tratamiento para la alergia ocular en caso de que esta exista, y cesar totalmente cualquier tipo de frotamiento ocular ya que éste hará progresar la enfermedad.
Dependiendo del estadio en que se presente la enfermedad, la edad del paciente y la presencia o no de progresión, el tratamiento diferirá.
En la fase inicial en la que la deformidad de la córnea es mínima o baja, está indicado el uso de gafas o lentes de contacto para corregir la visión.
Si se constata una progresión de la enfermedad, especialmente en gente joven con buena visión, se puede realizar un tratamiento con luz ultravioleta y vitamina B12 en gotas (reticulación corneal o cross-linking). Este tratamiento “endurece” la córnea, impidiendo que esta se siga deformando, deteniendo su progresión y manteniendo la agudeza visual.
En estadios moderados en los que la visión es todavía buena con lentes de contacto a pesar de un astigmatismo moderado-alto, se pueden colocar los llamados anillos o segmentos intraestromales. Se trata de unos pequeños implantes plásticos que se insertan dentro de la córnea y actúan como “costillas” o “pilares” que “tensan” la córnea y regularizan su forma, disminuyendo el astigmatismo y mejorando la visión.
En casos avanzados, con deformidad elevada de la córnea, presencia de cicatrices o en aquellos casos con progresión de la enfermedad, será necesario realizar un trasplante de córnea, bien sea parcial (queratoplastia laminar anterior profunda) o completo (queratoplastia penetrante).