¿Qué es?
La queratopatía bullosa, también denominada queratopatía edematosa, consiste en la alteración corneal producida por la entrada de fluido en la córnea debido a una alteración en el endotelio, la capa celular corneal interna. Debido a la disfunción del endotelio, se produce una entrada de humor acuoso en el interior de la córnea, especialmente en las capas más superficiales al inicio, formando unas micro-vesículas o bullas, de ahí su denominación.
Al producirse este edema corneal, la córnea pierde su transparencia, afectándose la visión.
Síntomas
Inicialmente el paciente empieza notar visión borrosa por las mañanas al despertar, debido a que mantenemos los ojos cerrados mucho rato por la noche. El cierre de los párpados evita la normal evaporación del fluido intracorneal y la córnea se engruesa.
Posteriormente la sensación de visión borrosa se prolonga durante el día. Empiezan a aparecer las vesículas o bullas corneales, las cuales finalmente pueden romperse provocando dolor agudo intenso. Si el paciente no es tratado esta situación se puede prolongar en el tiempo, con dolor crónico, hasta que finalmente se produce una reacción de cicatrización y paulatinamente van desapareciendo los síntomas, aunque el paciente ve muy afectada su visión.
Causas
La causa de la queratopatía bullosa es la alteración de la capa celular más interna de la córnea, llamada endotelio. El endotelio corneal es una única capa de células cuya función es actuar de barrera a que el humor acuoso, líquido que ocupa la cámara anterior del ojo, entre en el interior de la córnea y la vuelva opaca, tal y como el agua puede provocar vaho en el cristal de un reloj si entra en su interior.
Cualquier enfermedad o causa externa que altere el normal funcionamiento del endotelio provocará un edema corneal con queratopatía bullosa.
Las causas más frecuentes son las distrofias congénitas del endotelio, como la distrofia de Fuchs, y los traumatismos quirúrgicos que se producen durante una cirugía de cataratas. Se debe tener en cuenta que nacemos con un número y densidad de células endoteliales que se van reduciendo progresivamente a lo largo de la vida.
Estas células no tienen la capacidad demostrada de regenerarse en condiciones normales, por lo que una disminución muy importante en su número conllevará a la aparición de una queratopatía bullosa.
Tratamiento
En las personas que tienen una enfermedad congénita no podemos actualmente realizar ningún tratamiento preventivo, aunque en los últimos años se está trabajando mucho en el conocimiento del funcionamiento del endotelio corneal y en desarrollar tratamientos farmacológicos para mejorar sus mecanismos de reparación.
En cambio, en los casos que son secundarios al trauma quirúrgico, evidentemente el emplear una técnica quirúrgica depurada y el empleo de sustancias protectoras durante la cirugía previene la lesión endotelial intraoperatoria y evita la aparición de esta complicación.
El tratamiento de la queratopatía bullosa es el trasplante de córnea, generalmente en la modalidad de trasplante laminar posterior, conocido por sus acrónimos en inglés DSAEK o DMEK.
Mediante la cirugía, el cirujano extrae delicadamente el endotelio dañado y lo reemplaza por un endotelio sano procedente de un donante, colocándolo en posición mediante una burbuja de gas o aire. El paciente debe guardar reposo durante unos cuantos días para facilitar que la burbuja que sujeta el trasplante ayude a su fijación en la cara posterior de la córnea y no se produzca su despegamiento, complicación que debe resolverse con la inyección de más gas. Este tipo de trasplante laminar se realiza bajo anestesia local y requiere únicamente de unas horas o un día de ingreso para vigilar el estado de este correctamente.
En la gran mayoría de casos se consigue una excelente recuperación de la trasparencia corneal, y la visión se puede recuperar completamente si no existen otras patologías concomitantes que afecten a la retina o el nervio óptico. El rechazo del trasplante es posible, aunque muy poco frecuente. En los casos en los cuales la queratopatía bullosa lleve ya muchos años y exista una cicatrización de las capas más superficiales de la córnea, se debe plantear un trasplante corneal completo, lo cual alarga el postoperatorio y la recuperación visual al requerir de suturas, aunque el pronóstico suele ser también muy bueno si se realiza el adecuado seguimiento postoperatorio.
Actualmente, en algunos casos especiales de distrofias de Fuchs, en las que se produce una disfunción del endotelio, se está eliminando el endotelio central quirúrgicamente y administrando un colirio que facilita la cicatrización endotelial, con resultados prometedores, aunque aún se encuentra en estudio por la comunidad científica oftalmológica.
En casos en los que no se considere el trasplante, el uso de lentes de contacto terapéuticas a modo de vendaje combinado con soluciones de cloruro sódico hipertónicas para eliminar el edema corneal puede representar un tratamiento conservador.