Agujero macular: ¿Cuál es su diagnóstico y tratamiento?
28/10/2024
La miopía es un defecto de refracción en el que las imágenes se forman por delante de la retina, lo que hace que los objetos cercanos puedan verse nítidamente mientras que los objetos lejanos se ven muy borrosos.
Hablamos de alta miopía cuando el grado del defecto refractivo es mayor de seis u ocho dioptrías y se produce por un excesivo crecimiento del tamaño del ojo. Este aumento de longitud no solo hace que debamos llevas gafas de elevada graduación, sino que también aumenta el riesgo de padecer otras patologías potencialmente graves.
El crecimiento del ojo hace que la retina se adelgace y se debilite aumentando la probabilidad de tener hemorragias, lesiones retinianas o incluso desprendimiento de retina. También es muy frecuente la degeneración del vítreo (líquido gelatinoso que rellena el ojo) provocando la aparición de cuerpos flotantes. En miopías muy altas se puede deteriorar gradualmente la mácula que es la parte más importante de la retina provocando una disminución progresiva e irreversible de la agudeza visual.
La alta miopía también predispone al glaucoma y a desarrollo precoz de cataratas.
La principal sintomatología de la alta miopía es la disminución de la agudeza visual y la necesidad de llevar gafas para ver nítidamente de lejos. La graduación de las gafas normalmente irá aumentando desde la niñez o la adolescencia hasta la edad adulta en que normalmente se estabiliza, no obstante, en algunos casos, puede seguir aumentando con los años aunque de forma más lenta.
Es recomendable hacer revisiones oftalmológicas periódicas. Lo habitual es realizarlas anualmente.
Hay una serie de síntomas que nos deben alertar sobre posibles complicaciones, sobre todo, en la retina, la aparición súbita de moscas volantes, visión de luces intermitentes en alguna zona del campo visual, la aparición de manchas o cualquier pérdida parcial o total de visión nos deben hacer acudir con urgencia al oftalmólogo.
Las causas por las cuales se produce el aumento de tamaño excesivo del ojo son desconocidas e impredecibles, aunque existe un componente genético indudable, por lo que los antecedentes familiares de miopía suelen estar presentes.
Podemos clasificar la miopía en dos grandes grupos:
Miopía simple: Es aquella inferior a 6 dioptrías y que generalmente no suele presentar complicaciones. Se produce como discrepancia entre los elementos refractivos del ojo, sobre todo la córnea, y la longitud axial.
Alta miopía: También llamada miopía degenerativa, mayor de 6 u 8 dioptrías y con mayor predisposición a provocar complicaciones y a tener otras patologías oculares asociadas. En general, a mayor número de dioptrías más riesgo de complicaciones. La miopía de muy alta graduación también se denomina miopía magna.
La miopía alta no se puede prevenir, es decir, no podemos impedir el crecimiento excesivo del ojo. Lo que sí podemos prevenir, en muchas ocasiones, son las complicaciones derivadas de la misma. Por lo cual es recomendable un control oftalmológico periódico que incluya la toma de presión intraocular y el examen de fondo de ojo.
El tratamiento de la miopía se basa en la corrección óptica del defecto refractivo ya sea con gafas o con lentes de contacto.
Mientras que en la miopía simple el tratamiento quirúrgico de elección suele ser la aplicación de láser excimer en la córnea, la miopía alta puede corregirse quirúrgicamente implantando lentes intraoculares.
Si bien, estos tratamientos quirúrgicos, corrigen de forma excelente el defecto óptico, no pueden detener la posible progresión de la miopía ni eliminan la posibilidad de complicaciones en la retina.
El tratamiento de las complicaciones retinianas consistirá en la fotocoagulación láser de las lesiones predisponentes al desprendimiento de retina, y tratamiento quirúrgico si ya se ha producido este. Si aparecen membranas neovasculares que producen hemorragias pueden tratarse con inyecciones intravitreas.