Enfermedades oculares poco comunes
28/02/2022
Se trata de un conjunto de enfermedades que afectan a la retina y/o a la coroides de causa genética provocando una progresiva alteración tanto anatómica como visual.
Su prevalencia está alrededor del 3% de la población general.
Presentan diferentes patrones de herencia que condicionan el grado de severidad y la edad de aparición de los síntomas de los pacientes así como los signos clínicos en el fondo de ojo.
La variedad de la sintomatología de estos pacientes es muy amplia. Los más frecuentes son:
Son enfermedades de causa genética. Su aparición está determinada por los genes heredados de los padres. Se debe a la presencia de modificaciones genéticas que inducen al desarrollo de la distrofia. A día de hoy se han identificado mutaciones en más de 250 genes.
Existen tres patrones de herencia principales:
Autosómica dominante. Suele haber varias generaciones afectadas, siendo hombres y mujeres en la misma proporción. Quien transmite la enfermedad es quien la sufre. La probabilidad de transmitir la enfermedad es de un 50%
Autosómica recesiva. Los hijos de padres portadores de la enfermedad tienen un 25% de posibilidades de desarrollarla. Esta probabilidad es la misma en cada embarazo y afecta a hombres y mujeres por igual. Los que transmiten la enfermedad son portadores pero no tienen por qué sufrirla. Para que aparezca la enfermedad debe existir una mutación en el mismo gen en el padre y la madre.
Únicamente los hombres desarrollan la enfermedad al transmitirse por el gen mutado del cromosoma X. Las mujeres portadoras pueden presentar algún signo clínico de la enfermedad.
Existen muchas clasificaciones pero a nivel didáctico podemos clasificarlas en las de origen macular y las de origen periférico.
Las distrofias retinianas pueden diagnosticarse de muchas maneras. En muchos casos, una exploración directa del fondo del ojo nos dará una orientación diagnóstica muy fiable. En otros casos se requerirán pruebas complementarias ya sean de imagen, como la autofluorescencia o la tomografía de coherencia óptica, o pruebas funcionales como pueden ser el electrorretinograma, el electrooculograma o los potenciales evocados.
Actualmente, si existe una duda diagnóstica o como prueba confirmatoria definitiva, se puede realizar una prueba genética donde se objetive la presencia del gen o genes mutados responsables de la enfermedad.
Actualmente no disponemos de tratamiento para las distrofias retinianas. Los distintos ensayos clínicos apuntan a que tanto la terapia génica como la celular pueden tener un papel terapéutico en el futuro.
En determinados casos avanzados de pacientes con retinosis pigmentaria, existe la opción de realizar un implante por encima de la mácula (ARGUS II) que mejora la agudeza visual de los pacientes desde percepción luminosa a localización de objetos.